Por Luis Martínez Alcántara
La Alameda Central de Ciudad de México fue escenario de un enfrentamiento entre vendedores ambulantes y agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). El conflicto surgió cuando las autoridades intentaron desalojar a los comerciantes que operaban sin autorización en la zona.
La negativa de los vendedores a retirarse escaló en una confrontación física, resultando en empujones, golpes y la intervención de la policía con escudos. Tres personas fueron detenidas y presentadas ante el Juez Cívico.
Tras el altercado, los comerciantes bloquearon el tráfico en el Eje Central Lázaro Cárdenas y la Avenida Juárez, principales arterias que rodean la Alameda. Exigieron la liberación de sus compañeros detenidos y el cese del acoso policial, argumentando su derecho a ganarse la vida en el espacio público. Este incidente es el segundo intento de desalojo en poco más de un mes, evidenciando la persistente tensión entre las autoridades y el comercio informal en el centro histórico.
La problemática del comercio ambulante en la capital es de larga tiempo. Si bien estos vendedores ofrecen productos accesibles y generan empleo, también ocupan ilegalmente zonas peatonales, dificultando el tránsito de peatones y turistas. La alcaldesa Clara Brugada ha implementado operativos para recuperar espacios emblemáticos, como Bellas Artes, buscando equilibrar el orden urbano con las necesidades de los comerciantes.
La informalidad laboral en México afecta a más de la mitad de la población, según datos recientes. Esta realidad complica la regulación del comercio ambulante sin ofrecer alternativas viables de empleo. Las autoridades enfrentan el desafío de ordenar el espacio público sin criminalizar a quienes dependen de estas actividades para subsistir.
Este último enfrentamiento pone de relieve la complejidad de encontrar soluciones que satisfagan a todas las partes involucradas. Mientras las autoridades buscan mantener el orden y la accesibilidad en espacios públicos, los comerciantes demandan oportunidades para trabajar sin persecución.
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